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viernes, 11 de octubre de 2013

Padres e hijos.

Normalmente es el padre quien ha de reprender al hijo cuando éste hace gala de malos usos y palabras. ¡Pero cuánto mayor es la dicha del hijo que elogia a su padre por revelarse al fin, por mostrarse tal y como es y pronunciar las palabras que han de ser pronunciadas, en total ejercicio de libertad y dignidad, formando escándalo en las aguas cenagosas y estancadas! ¡Cuánto mayor es el júbilo y el orgullo filial por la vida paterna recién reconquistada!

El hijo se convertirá en padre,
el padre en hijo.

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