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lunes, 11 de junio de 2012

Recortes en Educación: Sí / No / A veces...

 

Escribo este mensaje a tenor de un comentario que escuché el otro día de boca de un vecino. Estaba yo sacando al perro (los vecinos nos juntamos en el parque para que los perricos jueguen un rato) cuando se me ocurrió, en mala hora, comentarle a un compañero (profesor de Tecnología: Javi, aún te debo esos comics de World War Hulk) que había proyectado una película en clase (ver la anterior entrada Visionado de Watchmen en clase). Al oir aquello, un par de contertulios del círculo canino se unieron enérgicamente a la conversación, destacando que "así cualquiera da clase", que "no me extraña que os recorten" o que "vaya vidorra que os pegáis". Pues bien, he de dejar claro que yo personalmente pierdo más tiempo y energías en una sesión con proyección de película que en una sesión normal de clase. Porque si voy a ponerles una película, primero tengo que seleccionarla bien, acorde con los contenidos (no va a ser American Pie), tengo que llevarme todo el equipo (portátil, altavoces, cables), instalarlo rápido antes de que lleguen al aula los alumnos para que de tiempo a verla entera, tal vez robar una sesión a un compañero (Watchmen la vimos robando una hora a la profesora siguiente, hora que yo tenía libre, por cierto...), hacer una introducción a la película, pasarles un cuestionario-examen que he diseñado el día antes para que lo vayan respondiendo conforme ven la película, llevarme a casa esos cuestionarios, corregirlos, poner las notas, etc. Sin mencionar las llamadas de atención si los alumnos están interrumpiendo (a veces se relajan más cuando hay actividades de ese tipo y no los tienes trabajando). Con lo que no, para mí la proyección de una película no es "irme de rositas" ni mucho menos. Reto a cualquier charlatán a que mantenga tres sesiones en esa tesitura.
Y esto entronca con el bulo generalizado del profesor como una especie de "almorzador profesional que se da unas vacaciones de toma pan y moja", bulo de nuestro gobierno que cada vez más gente se cree. Veréis, yo me levanto a las 6:15 cada mañana (menos una) y llego a mi casa a las 16:00 a comer (ya sin hambre, claro). Luego saco el tiempo que puedo para corregir exámenes, actividades o trabajos, preparar las clases del día siguiente, diseñar exámenes, escribir unidades didácticas para el Departamento, escribir Memoria, preparar tutorías y poner las faltas de asistencia por internet; lo que me da tiempo antes de sacar al perrillo a pasear, para poder escuchar comentarios privilegiados e inteligentes en el parque. Por lo que mis jornadas empiezan a las 6:15 y acaban sobre las 20:00 cada tarde-noche, y eso porque decido parar y no obsesionarme con el trabajo, porque podría seguir y seguir, y rellenar todo lo que se puede rellenar y adelantar todo lo que se puede adelantar. Visto así (porque te lo estoy contando yo, que soy profesor) es una jornada algo maratoniana. Pero todo ese trabajo extra de las tardes no suele conocerse mucho desde fuera. Luego está la intensidad de cada una de las horas impartidas en el instituto por la mañana. Una hora de un profesor puede ser, creedme, realmente intensa; puede ser casi literalmente una pelea de uno contra 30, en que hay que estar con los 5 sentidos (o los 6, si visteis Los Caballeros del Zodiaco y descubristeis el sexto) alerta y usar todos los recursos de que uno dispone. En una hora se gastan muchas energías. Normal que a estas alturas del año (junio) los profesores estemos agotados y necesitemos vacaciones. Hey, tema vacaciones. Nuestros "clientes" son los alumnos, y los alumnos no tienen clase en verano (lo cual es lógico, porque vuelvo a retar a cualquier parlanchín a que intente meter a un grupo de chavakes en un aula a 38 grados sin aire acondicionado, en un aula donde además anidan murciélagos y huele a rancio). Así que por eso no damos clase, porque los clientes están de vacaciones. No obstante, trabajamos hasta que acaba Junio, y el restoi del verano hemos de estar disponibles para la Consejería de Educación por si hacemos falta para cualquier cosa.
Luego hasta es posible que en Septiembre esté deseando volver al curro, pero os aseguro que a finales de Junio la situación es cuasi dantesca en las aulas (dependiendo de los grupos que uno tenga) y que uno siente que se ha ganado las vacaciones. Sea como sea, si a alguno le parece tan cojonudo lo de ser profe por las vacaciones, sólo tiene que pasar una cosilla que se llama "oposiciones". Ahí están. Enga, pasa, hombre, inténtalo.
Dicho todo esto, personalmente no voy a hablar de Sanidad porque no soy médico ni enfermero. No voy a hablar de Justicia porque no soy juez ni abogado. No voy a hablar del Cuerpo porque no soy policía. Por ello personalmente pido que se hable con conocimiento de causa y que se respeten los trabajos y méritos ajenos. Para no tener que escuchar rebuznos en el parque. Ni en ningún sitio. Al menos, no en presencia mía.



2 comentarios:

  1. Estoy contigo en todo lo que dices. Uno de mis leiv-motiv favoritos es que la educación en los medios audiovisuales es absolutamente fundamental hoy día. Los chicos se ven asaltados por los rutilantes productos de un lenguaje que nadie les ha enseñado. Poner Watchmen, una película sobre un cómic de los más cultos que se han escrito es no sólo adecuado sino además necesario. Quien no lo crea así es un ignorante, y si, aún con argumentos en contra, se reitera en su postura, es simplemente estúpido.

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  2. Como profesora, estoy totalmente de acuerdo contigo. Muchos no se imaginan lo que supone la profesión, sólo suelen mencionar las largas vacaciones de un profe (necesarias si no quieres caer en depresión o agotamiento), las tardes libres (para hacer todo lo que no te da tiempo a hacer por la mañana en el centro), la seguridad del empleo (sobre todo hoy en día, claro), etc.
    Apoyo al cien por cien el uso de las TICS en el aula, aunque esto suponga un enorme labor de parte del profesor, aunque algunos digan lo contrario.

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