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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las cosas por su nombre



Nuevamente no puedo sino referir mis más sinceras recomendaciones hacia el muy ilustre e ilustrado rincón de Letras de Bartolomé Medina, "La Amalgama".

Y es que da gusto ver que, de vez en cuando, se llame a las cosas por su nombre. Bartolo es de esos nombradores, que matiza cada palabra y calcula su peso específico, no aludiendo a nada que no conozca perfectamente. Qué curioso, ahora que he empezado a leer Las Mil y Una Noches, en una edición en cuyo prólogo Michel Gall reza:

Los narradores de Las Mil y Una Noches sólo hablaban de cosas que conocían perfectamente. Sus cuentos más extravagantes no son nunca fantasías gratuitas, sino visiones de nosotros mismos. 

, al tiempo que destaca el poder de la Palabra como núcleo vertebrador de todo el aparato de cuentos. Tampoco me reservaré ésta que suelta también Monsieur Gall:

El placer de escuchar un buen cuento prevalece sobre las funciones de gobierno.

¿Nos está contando Bartolo cuentos? Lo terrible es que, en su caso, ni precisa de ello para describir la realidad y el estatus quo del Pensamiento en la actualidad. Simplemente nombra a las cosas por su nombre, en un ejercicio de síntesis macrohistórica de la línea filosófica que nos ha traido hasta aquí. Una de las grandes razones por las que me pasé al bando de las Letras fue, tal y como le dije a una compañera historiadora siendo aún un puber universitario: Porque quiero saber lo que pasó. Tal razonamiento presuponía ya, en mi joven mente, una sospecha de decadencia (¡o apoteosis, cuidado!, aquí el quid del razonamiento de Bartolo) de las Ideas. Qué placer cuando alguien más sabio que tú te otorga siquiera alguna mínima clave de por dónde van los tiros, en voz baja y sin salir en los tabloides.

Sus conocimientos en el campo de la Filosofía (esa disciplina que enseña a pensar y a forjar un Pensamiento Propio y que se pretende eliminar en la Educación) rebasan a los míos con creces, y no puedo sino sentir esa apremiante necesidad de aprender y reflexionar más cuando lo leo. Pero mientras encuentro el tiempo para atenuar mi ignorancia, La Amalgama es una lectura reconfortante, estimulante y tremendamente enriquecedora. Esta entrada y la siguiente valgan como muestra.

Pasen, señores, pasen y vean:

Mercado o la apoteosis de la metafísica:

http://jumilla-amalgama.blogspot.com.es/2013/11/mercado-o-la-apoteosis-de-la-metafisica.html#comment-form

Amazon y la estructura de emplazamiento:

http://jumilla-amalgama.blogspot.com.es/2013/11/amazon-y-la-estructura-de-emplazamiento.html

Habrá que invocar las palabras de aquella Scherezade:

El siguiente relato es, si cabe, aún más interesante que este último.

Pues en La Amalgama, no nos cabe duda de que así será.




martes, 26 de noviembre de 2013

Tareas cotidianas

Agradece las tareas cotidianas


Ya sea cocinar, fregar los platos, hacer la limpieza o la colada, tender o planchar... Las tareas cotidianas ayudan a centrar la mente y a ordenar las ideas.
No estoy de acuerdo con ninguna educación que exima a los hijos de realizar tareas cotidianas. Al contrario, deberíamos enseñarles desde pequeños a realizarlas, no ya por el rigor o la disciplina, sino para que aprendan a disfrutarlas. Porque, al fin y al cabo, al negárselas, ¿no les estamos impidiendo que disfruten de ellas, de la dimensión cotidiana de la Vida, de la sencillez de los asuntos aparentemente más triviales, de la misma Naturaleza humana?



lunes, 11 de noviembre de 2013

El juego de Ender

Enormes los últimos diez minutos de esta película.

El resto de la cinta, como si no lo hubiera visto: militarismo, fomento de la competitividad, presión psicológica, estrés, violencia, calumnia política, belicismo... todo aquello que rechazo. Pero esos últimos diez minutos valen por el resto de la película y por otras tantas más.

¿Un niño superdotado que cuestiona sistemáticamente toda autoridad por encima de él y acaba rechazando la guerra y entablando comunicación con el enemigo, desoyendo a toda su propia especie?... Sí. Oh, Señor, claro que sí.

Para esto está la Ci-Fi, para concienciar. A ver si leo la novela.



Sabiduría canina

Esta mañana, paseando a mi perro, me he encontrado con un cartel en el suelo que rezaba Exposición canina. De inmediato mi sabio perro ha procedido al despiece del mismo, arrancándole trocitos con fruición y regocijo, sacudiendo la cabeza con pedacitos del trofeo entre las fauces, triunfante, dejándolo en retales.

Eso me ha hecho preguntarme: Si viera yo un cartel con el mensaje Exposición humana...
¿Acaso no actuaría igual?




domingo, 10 de noviembre de 2013

Topicazos españolitos:

"La culpa es de la parienta"


Hace poco escuché una expresión que mi bendita, imparcial y despiadada memoria selectiva había condenado al ostracismo. Alguien entonaba, tratando vanamente de opinar sobre los hábitos de persona ajena, que la culpa era de "la parienta".

En seguida una pregunta me asaltó: ¿Qué clase de persona se atreve a intentar despojar de dignidad a otra atribuyendo sus actos a una hipotética ciega obediencia a una supuesta tiranía conyugal? ¿Acaso no tenemos libertad para actuar, acaso no somos totalmente responsables de nuestros actos, acaso no tenemos dignidad, acaso no respeto? La respuesta a la primera pregunta me llegó ligera y tibia como un viento equinoccial: cualquiera que acusa en esos términos a otro, es porque en casa tiene lo mismo. Aquello de "se cree el ladrón que todos son de su condición". Pero, ay, hay tantas vidas, tantas opciones. 

Me dio que pensar un minuto. En mi caso, mi esposa y yo solemos tomar las decisiones de forma conjunta; en última instancia, la mayoría de veces, hasta reconozco que suelo ostentar la última palabra sobre a dónde vamos, a quién vemos, o a quién dejamos de ver. Aunque cada vez que ella se manifiesta, suele ser para proponer alguna idea infinitamente mejor que cualquiera de las mías; eso también lo reconozco. 

No obstante, mentiría si dijera que ignoro su existencia. Sé que existe. La generala. Pues haberlas, haylas. Y es que, oh amigos, más patética que la figura del calzonazos ibérico doméstico, que deja de pronunciarse y manifestar su verdad, eliminando su libre albedrío (tal vez hasta podemos rastrear un cierto componente biológico en ello: la natural tentativa masculina de placer a la hembra; esto puede resultar hasta bonito, en ciertas dosis), es la de la generala salvaje mediterránea, la cual por ignorancia, costumbre funesta, orgullo, neurosis, hipersensibilidad mal gestionada, o cualquiera que sea la razón, impone su ley por doquier dentro y fuera de su casa impunemente. 

Personalmente, no puedo sino dar gracias al buen Dios por mantenerme alejado de tales toxicidades. Francamente, me siento dichoso.

Habrá que terminar invocando aquellas míticas palabras del amigo Félix:
"Para que en las noches españolas
no dejen de escucharse
los hermosos aullidos
de la generala salvaje nacional"

Entonces, mi pícara, despiadada e imparcial memoria selectiva vuelve a ponerse en funcionamiento, y comienza a olvidar este feo asunto de culpar a la pareja de nadie...
Eliminando archivos,
Eliminando archivos...

, para retornar a nuestra duramente ganada felicidad, a nuestra arduamente lograda paz, a nuestra en buena hora conquistada y a duras penas mantenida libertad... con la firme determinación en el corazón de no volver a perderlas jamás.