Mister Miracle es, de largo, mi personaje favorito de DC Cómics (¿o debería decir de Jack Kirby?, porque esto es como decir “Let It Be es mi canción preferida de… Apple Records”). Considerando que se trata de uno de los pilares del célebre “Cuarto Mundo” del rey del cómic y el enorme potencial que ostenta como personaje de ficción, éste es mi particular pequeño homenaje al bueno de Scott Free:
Mi primer contacto con MM se dio en la serie limitada que fue publicada en España en el 90 o 91. Se seleccionaron estos números del volumen II de la serie americana por su especial calidad y carisma, y a nuestro entender, fue una acertadísima decisión. En ellos, el joven Scott Free, con su traje multicolor (rojo-amarillo-verde), se enfrentaba a múltiples situaciones cada cual más hilarante: Un encontronazo cósmico con el peligrosísimo Lobo (enfurecido por el robo de sus mascotas, dos delfines espaciales), una visita al terrible (y anti-higiénico) planeta Apokolips, una aventura en miniatura, el incompetente conquistador interestelar Manga-Kahn, y un asunto relacionado con un enorme cargamento de cajas de detergente “Mister Miracle” que nadie sabe dónde colocar. También se le veía en la serie regular de la JLI, haciendo equipo con Blue Beetle, Booster Gold, Gardner y compañía, dando (aún más) color al grupo y un toque de sofisticación y tecnología (como sabéis, MM es un as de los circuitos y los chismes). Me encantaba verlo con su capa verde sobre aquellos discos volantes en sus pies, acompañado de su enorme y bella mujer, Barda, y de su cómico y cascarrabias “asistente”, el pequeño Oberón.
Pero pasaron los años y la ineludible “crisis adolescente” me sobrevino, rechazando todo atisbo de “infantilidad”, y además coincidiendo con la conocida por muchos como “crisis de los 90” (especialmente tangible en el mundo del cómic). Así que pasan los años y, ya entrado en la veintena, redescubro al personaje en la joyita que es Kingdome Come, egregio futurible elaborado por Alex Ross y Mark Waid (y que ha dejado una enorme huella en DC Cómics, ya que, si os fijáis, todos los diseños e ideas actuales de personajes se dirigen lenta e indefectiblemente hacia KC, aunque en su momento se calificara de “mundo alternativo”, definición que por sistema se le da en DC a los buenos cómics). Aquí, Scott Free, aparece como maduro maestro de prisiones, luciendo barba similar a la de su mentor cuando llegara a la Tierra, Thadeus Brown.
Poco después, por pura nostalgia y con afán recuperador y completista, me hago con todo el material de MM que puedo: Para empezar, recupero en una feria del libro los mencionados números publicados en España por Zinco en forma de miniserie pertenecientes al Justice League Special #1 (1990) y a 7 números del vol. 2 de MM en USA (#13-19, 1990) , que unos años antes habían terminado en la basura por un asunto de reformas caseras mezclado con la más arriba mentada “Crisis del Acné Infinito”. Recuperados, leí esos números con devoción, esta vez fijándome más en el hilo argumental (de pequeño me quedaba en la parte gráfica y poco más… ¡y me bastaba!). Entonces, continuando con esas ansias completistas, me hago con el resto del vol. 2 y con el vol. 3 de MM, todo material original enviado de USA en bastante buen estado (“near mint”, dicen ellos). Descubro con agrado que el resto del vol. 2 es casi tan bueno como los números sueltos que ya conocía, y me regocijo leyendo la sección de correo del final de cada tebeo, donde jóvenes norteamericanos vitorean cada mes las aventuras de Scott en el mismo y contagioso tono cómico de éstas. Me destornillo contemplando al mismísimo Highfather, progenitor de Scott, quedarse prendado con un televisor en su visita a la Tierra para ver a su hijo (Father´s Day, Marzo del 89), o a Blue Beetle y Booster Gold dejándose caer por casa de la parejita para saludar… con catastróficos resultados (Just another day! y With An Ivo Here, An Ivo There, An Ivo, Ivo Everywhere...!, de Agosto y Septiembre del 89). Cómo no, el Sr. DeMatteis anda por ahí, en los créditos. Y Len Wein, y Joe Philips. Descubro también, con ilusión, los descoloridos anuncios de videojuegos de la NES que jalonan esas páginas, presentados a bombo y platillo como grandes novedades, mostrando pantallas con unos pocos píxels y colores como si de fotogramas de Avatar se tratase, prometiendo una revolución en tu salón (ay…esos juegos).
Por fin me decido: Sí, adquiero el número 1 de Mister Miracle (MM Vol. 1 #1, Marzo-Abril de 1971: Murder Missile Trap), todo un tesoro sentimental y artístico para mí. El momento de la apertura del paquete recién llegado trasciende lo ya de por sí ritual del evento, tomando un cariz entre mágico y arqueológico pocas veces experimentable. El número se conserva muy bien y multitud de anuncios en blanco y negro para ponerte cachas por correspondencia o recibir esas soñadas gafas de visión de rayos-X, acompañan el ahora descolorido arte de Jack Kirby. El contacto es casi místico: Por unos instantes, me siento un poco más cerca de Kirby, y la magia y la energía que derrochan esas páginas se desborda y rebosa el papel. Tengo la impresión de comunicar durante milésimas de segundo con el chaval que leyó ese tebeo a principios de los 70. Por si acaso, lo cierro.
Evidentemente, estos primeros números resultan más caros, por lo que voy muy poco a poco completando la colección, cuando Planeta empieza a publicar en España el mítico “Cuarto Mundo” de Jack Kirby. Aunque en blanco y negro, para mí es un material valiosísimo, y así freno mi cara empresa completista transoceánica. Me hago con los 10 volúmenes españoles, mes a mes, lleno de ilusión. Ya tengo todo el Vol. 1 de las andanzas de Scott Free. Ahora puedo leerlas sin preocuparme de doblar demasiado una página o simplemente de respirar demasiado fuerte. Ahora hago historiografía, no arqueología.
Así pasa un tiempo, y aparte de colaboraciones esporádicas del personaje en algún número de la JLA, su aparición más sonada es en el Seven Soldiers: Mister Miracle (2005) del genial Grant Morrison, publicada en España por Planeta. Pero en esta ocasión no se trata de Scott: Viste el multicolor traje (maravillosamente rediseñado a la postre, sin capa y con sutiles variaciones que conservan la vistosidad del original) Shilo Norman, personaje afroamericano que ya apareciera en los volúmenes anteriores y al que Scott había tomado como pupilo. En esta oscura y surrealista historieta, Grant Morrison consigue sintetizar la quintaesencia del personaje (sea Scott o Shilo) en una frase pronunciada por el héroe escapista en un momento de pura negrura: “Sea lo que sea lo que te retiene, estés donde estés, por muy difícil que parezca: ¿Qué tal si tú y yo escapamos juntos?”.
Me quedo con muy buen sabor de boca, pero aún me falta ver a Scott (para mí el genuino MM), saber qué es de él hoy en día. Hace poco, la respuesta llega de sopetón. En Death Of The New Gods (2008), Jim Starling escribe y dibuja (tal vez no muy inspiradamente: Scott parece raquítico, y Superman se asemeja escandalosamente a Manolo Escobar con ese peinado; parece un cómic dibujado hace 20 ó 30 años) una historia que pone fin (por el momento) a todo el Cuarto Mundo, terriblemente mal combinada con Final Crisis, en que Metrón aparece vivo, así como Darkseid. Pero al menos aquí el gran maestro de las fugas obtiene el protagonismo y papel que le son connaturales: Scott se muestra como la última resistencia contra aquello que está acabando con los Nuevos Dioses, y armado con la ecuación de la Anti-Vida, le hace frente. Cegado por la ira, acaba pereciendo, pero no sin recibir un obituario de lo más adecuado de parte de Metrón: “Scott era la personificación de la lealtad. Tenía el corazón más puro de todos nosotros”. No creáis que no me dolió su muerte. Pero, pensándolo bien, ¿quién mejor que Scott Free para escapar de ella? Algo me dice que tarde o temprano volverá.
Recientemente hemos podido ver a Shilo Norman vistiendo los colores de Mister Miracle durante la Crisis Final, donde se une a un grupo de jóvenes y pintorescos héroes que recuerdan poderosamente a los Jóvenes Eternos en su bólido. Grant Morrison anticipa aquí lo que podría ser el Quinto Mundo de DC, ahora mucho más terrenal. Y hasta aquí mi relación con Mister Miracle (hasta hoy), un personaje que alegra la vista y alienta el espíritu.
Tipo sencillo, humilde y tranquilo, pero lleno de talento y recursos, seguiremos con ansia su evolución en DC Cómics. Todo lo que quiere es organizar barbacoas con sus amigos en el jardín de su casa y pasar tiempo con su espectacular esposa… ¿cómo no identificarse con él? Un tipo genial con un traje genial… What can you say?
Quien es Yamcha
ResponderEliminar